Este año sin ir más lejos, ha sido todo un recital de colaboración ciudadana. El Jueves Santo, la eucaristía, seguido de lavado de pies a los apóstoles/las, posteriormente como de costumbre y bajo palio el traslado del Santísimo Sacramento al altar adornado para la ocasión por el mayordomo de la cofradía de la Vera Cruz y lugar de custodia. Esa misma noche, por las calles del pueblo el Vía Crucis con visita a los enfermos.
Viernes Santo, por la tarde noche, sacando de la parroquia dos pasos preciosos, todo un despliegue de medios humanos uniformados con sus caperuzas correspondientes, su escapulario de la Virgen Nuestra Señora de Los Dolores y el Cristo del Amor y de La Paz, con su banda correspondiente de trompetas y tambores procesionando por las calles del pueblo. Toda una cofradía mujeres y hombres han portado las imágenes, un autentico espectáculo digno de elogiar para un pueblo de cuatrocientos habitantes.
Domingo de Resurrección, otra vez dos pasos, la Virgen vestida de luto claro está y el niño Jesús al encuentro, donde desde el balcón del Centro Cultural, desciende un niño hijo del pueblo haciendo las veces de ángel y desviste a su madre la Virgen María. Espectacular, ejemplarizante la colaboración vecinal de Navales; hasta donde llega el interés por el buen funcionamiento, donde se han dado instrucciones en un plano municipal en evitaciones de estacionamiento de vehículos, por dónde discurrían las procesiones, algo digno de ver.
Salamanca, 19 de noviembre del 2020
Cipriano Carabias García
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